lunes, 11 de abril de 2011

La in-cultura digital universitaria: ¿una realidad palpable o no?


Pese a ser de las últimas generaciones salidas del mundo universitario, el contacto con el mundo digital o virtual a lo largo de mi formación ha sido prácticamente nulo. ¿Por qué? Que contesten a los que les compete estructurar los planes de estudio y llevarlos a la práctica.

En línea con lo anterior sorprende como aún hoy en día desde el mundo universitario se siguen lanzando al mundo tesis más propias de férreos centros decimonónicos que de supuestas avanzadillas del saber del siglo XXI. En resumen, mucho avance en el chasis pero pocos cambios en el motor.

Ahora bien, ¿se han planteado alternativas? Los contenidos que se presentan en esta parte del módulo no dejan de ser clases magistrales. Grabadas, archivadas y colgadas en la Red, pero clases magistrales al fin y al cabo. ¿Qué es lo que podría hacer para llevar la tecnología y la cultura digital al ámbito de aprendizaje?

El alumno se encuentra colapsado de recursos con los que trabajar, pero no sabe realmente cómo ha de encajarlos en el engranaje tecnológico actual. Todos trabajamos o hemos trabajado con herramientas digitales pero lo único que se ha conseguido es un cambio de presentación, un entorno más accesible para trabajar, pero en definitiva las mecánicas de trabajo no han cambiado sustancialmente. Al menos bajo mi punto de vista es así.

Se habla en la lección de que la cultura da visibilidad al mundo. Toda una verdad, ahora bien, ¿qué visibilidad da la cultura digital? Yo creo que es nula porque son muy pocos los que llegan a verla. Hemos adaptado los elementos novedosos de la tecnología a nuestro modo de vivir de la manera más fácil: lo que antes se hacía a mano ahora se hace a ordenador (pero nos olvidamos que en su momento ya mutó y se hizo con máquinas de escribir), lo que se grababa en una cinta de cassette ahora se hace con un micro en un ordenador, y así una lista interminable de acciones que han variado en su elaboración pero cuyo fin y destino es exactamente el mismo que hace décadas.

Convendría estudiar las posibilidades reales de las aplicaciones tecnológicas al campo de las Humanidades para lograr el éxito no solo en los procesos sino también en los fines.

Rescato en el final de esta primera intervención la idea con la que abría el texto: mi conocimiento sobre la cultura digital es a día de hoy inexistente. Por esto agradecería que quien esté en condiciones de aclararme las dudas, corregirme los errores o rebatirme los argumentos lo hiciese con la mejor de las predisposiciones. Así podré decir que empiezo a entrar en la cultura digital…